
Un esguince es una lesión común que puede ocurrir durante actividades físicas, deportes o incluso en el día a día. Ocurre cuando los ligamentos, que son los tejidos que conectan los huesos entre sí, se estiran o desgarran debido a un movimiento brusco o una torcedura inesperada. Aunque la mayoría de los esguinces tienden a mejorar con el tratamiento adecuado en unas pocas semanas, hay casos en los que el dolor y la limitación del movimiento persisten más de lo esperado.
Si tienes un esguince que no mejora, es importante identificar las razones detrás de esta falta de progreso y seguir las recomendaciones adecuadas para promover una recuperación completa. En este artículo, discutiremos por qué un esguince puede no estar mejorando y qué pasos puedes tomar para tratarlo de manera efectiva.
¿Por qué un esguince puede no mejorar?
Antes de abordar las recomendaciones para tratar un esguince que no mejora, es esencial entender algunas de las razones comunes por las que tu recuperación podría estar estancada:
- Falta de descanso adecuado: Después de un esguince, el descanso es fundamental para permitir que los ligamentos se curen. Si continuas utilizando la parte lesionada, ya sea para caminar o realizar actividades físicas, podrías estar retrasando la recuperación.
- Tratamiento inadecuado: En algunos casos, no seguir el tratamiento correcto o no tratar el esguince de inmediato puede complicar la recuperación. Por ejemplo, si no aplicaste hielo o no inmovilizaste la zona lesionada adecuadamente al inicio, esto podría haber afectado la curación.
- Gravedad del esguince: Los esguinces varían en su gravedad. Un esguince de grado 1 implica un estiramiento leve del ligamento, mientras que un esguince de grado 3 significa un desgarro completo del ligamento. Si el esguince es más grave de lo que inicialmente pensabas, la recuperación puede ser más larga y compleja.
- Complicaciones adicionales: En algunos casos, un esguince mal tratado puede llevar a complicaciones secundarias, como el desarrollo de inestabilidad crónica en la articulación o daño adicional a los tendones o huesos cercanos.
- No seguir las indicaciones médicas: Si no sigues las recomendaciones de tu médico o fisioterapeuta, como ejercicios específicos de rehabilitación o el uso de una férula, es probable que la lesión tarde más en sanar o que la función de la articulación quede comprometida.
Recomendaciones para un esguince que no mejora
Si tu esguince no ha mejorado en el tiempo esperado, es importante que tomes las siguientes medidas para acelerar tu recuperación y prevenir complicaciones a largo plazo:
1. Consulta nuevamente a un médico o fisioterapeuta
Si después de varias semanas sigues experimentando dolor, hinchazón o dificultad para mover la articulación afectada, es crucial que vuelvas a consultar con un profesional de la salud. Un médico o fisioterapeuta puede reevaluar la lesión y determinar si hay complicaciones adicionales, como una fractura, un daño en los tejidos blandos circundantes o un problema en la cicatrización de los ligamentos.
Durante la consulta, es posible que te soliciten estudios adicionales, como una radiografía o una resonancia magnética, para evaluar la gravedad del esguince y descartar otras posibles causas del dolor persistente.
2. Inmovilización prolongada
Si no lo has hecho ya, es probable que tu médico te recomiende una inmovilización adecuada de la articulación afectada. Esto puede incluir el uso de una férula, vendaje o incluso una bota ortopédica, dependiendo de la gravedad del esguince.
La inmovilización es fundamental para evitar que los ligamentos se estiren nuevamente y puedan sanar correctamente. Es importante seguir las indicaciones de tu médico sobre cuánto tiempo debes usar el dispositivo de inmovilización y cuándo es seguro comenzar a mover la articulación de nuevo.
3. Rehabilitación y fisioterapia
Si bien el descanso es clave en las primeras etapas de un esguince, la rehabilitación y los ejercicios específicos son esenciales para recuperar la movilidad y la fuerza de la articulación afectada. Si tu esguince no ha mejorado, puede ser necesario comenzar un programa de fisioterapia más intensivo.
Un fisioterapeuta te guiará a través de ejercicios que fortalecen los músculos y ligamentos alrededor de la articulación, mejorando la estabilidad y previniendo futuras lesiones. Estos ejercicios pueden incluir estiramientos suaves, fortalecimiento muscular y técnicas para mejorar la coordinación y el equilibrio.
4. Aplicación de hielo y compresión
Aunque el hielo y la compresión suelen ser más efectivos en las primeras fases de la lesión, pueden seguir siendo útiles en casos de esguinces que no mejoran, especialmente si la hinchazón persiste.
Aplica hielo en la zona afectada durante 15-20 minutos, varias veces al día, para reducir la inflamación. El uso de un vendaje compresivo también puede ayudar a controlar la hinchazón y proporcionar soporte adicional a la articulación.
5. Mantén la elevación de la extremidad afectada
Elevar la extremidad afectada, ya sea el tobillo, la rodilla o la muñeca, puede ayudar a reducir la hinchazón. Intenta mantener la articulación elevada por encima del nivel del corazón durante el mayor tiempo posible, especialmente durante las primeras semanas de recuperación.
6. Evita la actividad física intensa
Uno de los errores más comunes que retrasa la recuperación de un esguince es regresar a la actividad física intensa demasiado pronto. Si vuelves a correr, saltar o realizar deportes antes de que los ligamentos estén completamente curados, corres el riesgo de empeorar la lesión y prolongar el tiempo de recuperación.
Escucha a tu cuerpo y sigue las recomendaciones de tu médico o fisioterapeuta en cuanto al momento adecuado para volver a tus actividades físicas normales. Es mejor ser paciente y esperar un poco más, que sufrir una recaída.
7. Considera terapias adicionales
En algunos casos, tu médico o fisioterapeuta puede recomendar terapias adicionales para mejorar la recuperación, como la terapia con láser de baja intensidad, la estimulación eléctrica o la terapia de ultrasonido. Estas técnicas pueden ayudar a reducir el dolor y la inflamación, promover la cicatrización de los tejidos y acelerar la recuperación.
8. Revisa tu alimentación
Una buena nutrición es fundamental para la recuperación de cualquier lesión, incluidos los esguinces. Asegúrate de que tu dieta sea rica en alimentos que promuevan la cicatrización, como proteínas magras (pollo, pescado, huevos), antioxidantes (frutas y verduras), y minerales como el zinc y el calcio.
Los suplementos de colágeno también pueden ser útiles para fortalecer los ligamentos y mejorar la salud articular.
9. Controla el dolor adecuadamente
Si el dolor sigue siendo un problema, tu médico puede recetarte medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) o analgésicos. Estos pueden ayudar a controlar el dolor y reducir la inflamación, pero es importante no depender únicamente de ellos y asegurarse de que se sigan las recomendaciones de tratamiento a largo plazo.
10. Prevención de lesiones futuras
Una vez que hayas recuperado la movilidad y la fuerza, es importante prevenir futuros esguinces mediante ejercicios de fortalecimiento y estiramiento regulares. También es recomendable utilizar calzado adecuado para tus actividades y evitar superficies irregulares que puedan aumentar el riesgo de torceduras.
Conclusión
Si tienes un esguince que no mejora, es fundamental que tomes medidas activas para abordar el problema. Consultar nuevamente a un médico, seguir un programa de rehabilitación adecuado, y adoptar hábitos que promuevan la recuperación, como el descanso, la inmovilización y una dieta adecuada, son pasos esenciales para mejorar la situación. Recuerda que la paciencia y la consistencia son clave en el proceso de curación, y evitar actividades que puedan agravar la lesión te ayudará a recuperar tu movilidad y calidad de vida más rápidamente.
Descubre más desde Dr. David Quiroz
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

