
La reciente aprobación de la Ley Orgánica de Fomento, Apoyo y Protección a la Lactancia Materna por parte de la Asamblea Nacional ha generado un intenso debate en Ecuador. La normativa propone restringir la venta de leche de fórmula o sucedáneos de la leche materna únicamente bajo prescripción médica, con el objetivo de promover la lactancia materna exclusiva como estrategia para reducir la desnutrición crónica infantil. Pero, ¿es esta una medida acertada o estamos ante una regulación que puede traer más problemas que beneficios?
La importancia de la lactancia materna
No hay duda de que la lactancia materna es la mejor opción para alimentar a los recién nacidos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera el alimento ideal, ya que contiene los nutrientes necesarios para el crecimiento y desarrollo óptimos del bebé. Además, protege contra infecciones respiratorias, diarreas, alergias e incluso disminuye el riesgo de muerte súbita. En un país como Ecuador, donde la desnutrición crónica afecta al 27% de los niños menores de dos años, fomentar la lactancia es una necesidad urgente.
La ley intenta enfrentar esta realidad promoviendo la lactancia como norma y limitando el acceso a sustitutos que, aunque útiles en algunos casos, no igualan los beneficios de la leche materna.
¿Por qué la polémica?
A primera vista, la idea de restringir la venta de leche de fórmula podría parecer una medida bien intencionada, pero es importante analizar sus implicaciones prácticas. En lugar de facilitar la vida a madres y padres, esta normativa podría hacerla más difícil, complicando aún más la alimentación de los lactantes y, paradójicamente, no resolviendo el problema de la desnutrición crónica infantil.
Ecuador enfrenta serios déficits en su sistema de salud: no contamos con suficientes centros médicos ni personal capacitado para atender a la población, especialmente en zonas rurales. Al requerir prescripción médica para un producto tan vital como la leche de fórmula, muchas familias se verán atrapadas en una burocracia ineficiente, lo que podría aumentar el riesgo de desnutrición infantil en lugar de disminuirlo.
Si realmente queremos combatir este problema, la solución no está en restringir el acceso a los sustitutos de la leche materna, sino en garantizar que todas las madres y padres reciban apoyo para alimentar a sus hijos de manera adecuada.
Prioridades equivocadas
Resulta indignante que la Asamblea Nacional, en lugar de abordar problemas críticos como el mal uso de antibióticos, decida imponer restricciones que afectan directamente a los niños más vulnerables. En Ecuador, los antibióticos se utilizan como caramelos, lo que ha llevado a una crisis de resistencia antimicrobiana. ¿Por qué no establecer una regulación más estricta para los antibióticos, que realmente representan un riesgo para la salud pública, en lugar de poner trabas a algo tan esencial como la alimentación infantil?
¿Es bueno o malo?
En esencia, la ley tiene buenas intenciones y un respaldo científico sólido. Promover la lactancia materna es una estrategia esencial para combatir la desnutrición infantil y mejorar la salud pública. Sin embargo, su implementación revela una desconexión con la realidad del sistema de salud ecuatoriano y las necesidades de las familias.
La Asamblea debería enfocarse en soluciones integrales que incluyan:
- Mejorar la infraestructura de salud y garantizar acceso a médicos capacitados.
- Apoyar a las madres lactantes con políticas laborales inclusivas y programas educativos.
- Regular productos que sí representan un riesgo para la salud, como los antibióticos de venta libre.
Con sentido común, queda claro que esta ley no es la mejor respuesta al problema de la desnutrición infantil. Por el contrario, podría convertirse en un obstáculo más para las familias que intentan hacer lo mejor por sus hijos en un país que les ofrece poco apoyo.
¿Y tú, qué opinas? ¿Crees que esta ley resolverá los problemas de la infancia ecuatoriana o es una muestra más de decisiones desconectadas de nuestra realidad?
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