
Por M.C. David Quiroz Gutierrez
Imagina que tu cuerpo es una gran orquesta. Cada órgano tiene su instrumento, y todos tocan en armonía para que la sinfonía suene perfecta. Ahora, en medio de esa melodía aparece un director muy especial: la tiroides. Una glándula pequeña, en forma de mariposa, que se ubica en el cuello y que muchas veces pasa desapercibida… hasta que el embarazo entra en escena.
Porque sí, cuando una mujer está embarazada, la tiroides deja de ser un músico discreto y se convierte en protagonista del concierto. ¿Por qué? Vamos por partes.
La tiroides: esa “batería” que regula todo
La tiroides produce hormonas que controlan el metabolismo, la energía, el crecimiento y hasta el estado de ánimo. Piensa en ella como la batería de tu celular: si funciona bien, todo va fluido; si falla, nada rinde al 100%.
Durante el embarazo, esa batería no solo tiene que mantener a la mamá encendida, sino también darle energía al bebé, sobre todo en los primeros meses. El detalle es que el bebé no fabrica sus propias hormonas tiroideas al inicio, depende completamente de la madre.
El reto: trabajar el doble sin descanso
En el embarazo, el cuerpo pide más hormonas tiroideas. La glándula debe trabajar como si estuviera en turno extra. Y aquí puede ocurrir algo curioso:
- Si trabaja poco (hipotiroidismo), la mamá puede sentirse cansada, con sueño, subir más de peso o tener piel seca. Y lo más delicado: el desarrollo cerebral del bebé podría verse afectado.
- Si trabaja demasiado (hipertiroidismo), puede aparecer nerviosismo, palpitaciones, pérdida de peso o sudoración excesiva. Y en algunos casos, complicaciones en el embarazo.
En otras palabras, la tiroides necesita estar afinada como un piano antes de un concierto.
Señales que no debes ignorar
Muchas veces los síntomas se confunden con el mismo embarazo: cansancio, cambios en el peso, piel seca, caída de cabello… ¡lo normal en esta etapa! Pero no siempre lo es.
Por eso, es importante que la futura mamá se realice un control de la función tiroidea al inicio del embarazo y, si es necesario, durante el proceso. Un simple análisis de sangre puede marcar la diferencia.
La ciencia y el cuidado de dos vidas
La buena noticia es que, detectado a tiempo, el tratamiento es sencillo y seguro. Con el ajuste adecuado, la mamá lleva un embarazo saludable y el bebé crece con las condiciones óptimas para su desarrollo.
La clave está en algo que siempre repito a mis pacientes: “No se trata solo de curar, sino de prevenir”. Y en el caso de la tiroides en el embarazo, la prevención es la mejor medicina.
Reflexión final: escuchar a tu cuerpo
El embarazo es un viaje hermoso, pero también exige atención. Escuchar a tu cuerpo, acudir a tus controles médicos y no minimizar los síntomas puede marcar la diferencia entre una orquesta que desafina y una sinfonía perfecta.
Así que, si estás embarazada o planeas estarlo, recuerda: tu tiroides merece un aplauso especial en este concierto de la vida.
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